La Osteopatía es una terapia manual englobada dentro de la fisioterapia. Se basa en que todos los sistemas del cuerpo trabajan conjuntamente, están relacionados; por tanto, los trastornos en un sistema pueden afectar el funcionamiento de los otros. Las alteraciones del sistema musculo-esquelético tienen relación con la función de los órganos, de la circulación arterial, sistema nervioso, sistema inmune…
El cuerpo posee mecanismos de autocuración: tiende al equilibrio de sus sistemas y mantiene la salud mediante adaptación y autorregulación. Si se pierden, aparece la enfermedad. El fisioterapeuta a través de la osteopatía favorece la recuperación del equilibrio. Cuando actuamos sobre una disfunción, dejamos que el cuerpo trate de solucionar el resto de problemas, corrigiendo las compensaciones y adaptaciones al origen de la disfunción. Lo importante es localizar el origen.
Mediante manipulaciones del sistema músculo-esquelético, se pueden tratar tanto afecciones estructurales como viscerales, neurológicas, endocrinas e inmunológicas.
La osteopatía contribuye a mejorar cualquier patología en la que exista un trastorno de movilidad, elasticidad y función de alguna de las estructuras del cuerpo humano. Es muy efectiva para el tratamiento de patologías como:
Trastornos músculo-esqueléticos: contracturas musculares, tendinitis, cervicalgias, lumbalgias, dorsalgias, latigazos cervicales, hernias discales, ciáticas, desequilibrios posturales, escoliosis.
Trastornos digestivos: colon irritable, estreñimiento, acidez, hernia de hiato, reflujo esofágico, espasmos abdominales.
Trastornos genito-urinarios: incontinencia urinaria, dolores menstruales.
Trastornos circulatorios y endocrinos
Trastornos pediátricos: cólicos, vómitos, secuelas derivadas de la aplicación de ortodoncias, trastornos del sueño, dificultad de aprendizaje, alteraciones del crecimiento.
Otros: Estrés, migrañas tensionales, cansancio generalizado, vértigos, bruxismo, alteraciones de la ATM, otitis, y como prevención de lesiones, mejorando el estado vital.
Patologías del aparato locomotor
Mediante la osteopatía se pueden tratar muchas dolencias del sistema músculo-esquelético.
Resulta especialmente eficaz en el tratamiento del dolor de espalda. La columna vertebral es el pilar que nos mantiene en pie. Pero este pilar recibe interferencias de diferentes orígenes.
Por una parte aquellas fuerzas que provengan de las extremidades, cuando estamos de pie, cargamos pesos o tenemos desequilibrios en la pelvis y o/extremidades inferiores. Estas fuerzas tienen un sentido ascendente y son absorbidas por la columna. De no ser así, habrá zonas en la espalda que recibirán más carga de la que pueden aguantar, favoreciendo la aparición de patologías.
Por otra parte, hay zonas que no reciben tanta carga en forma de peso pero están sometidas a mucho movimiento o a posturas mantenidas para las que no están diseñadas. Esto tiene un efecto en forma de contractura defensiva.
Patologías Viscerales
Una alteración en el sistema músculo-esquelético puede repercutir en los órganos. Todos los elementos viscerales están fijados entre ellos y anclados a estructuras fijas. Para el buen funcionamiento de las vísceras es necesario que tengan capacidad de movimiento.
Un músculo clave es el diafragma, que separa la cavidad abdominal de la torácica y es básico para el buen funcionamiento de ambas (sistema respiratorio y sistema digestivo) dando movimiento a las vísceras.
En la columna vertebral además encontramos los centros nerviosos que controlan gran parte de la función digestiva. Es el sistema nervioso autónomo que regula funciones que no controlamos voluntariamente. Debido a esta conexión un problema vertebral puede repercutir en un problema visceral y viceversa.
La osteopatía visceral también es eficaz en el campo de la ginecología y la obstetricia. Del mismo modo que los órganos del sistema digestivo, los órganos ginecológicos (útero, ovarios) tienen fuertes inserciones ligamentosas que interfieren en su función. Sumado a estas estructuras, los desórdenes ginecológicos producidos por desequilibrios en la musculatura del suelo pélvico son frecuentes. El tratamiento de las estructuras fijas y del suelo pélvico mejorarán la función de estos órganos.
Patologías Craneales
Dentro del cráneo y envolviendo a todo el sistema nervioso central (cerebro y médula) encontramos el líquido céfalo-raquídeo. Crea una conexión entre el cráneo y el sacro (de ahí la terapia cráneo-sacra). El líquido céfalo-raquídeo se contrae y relaja de 8 a 12 veces por minuto.
Debido a este movimiento, los huesos del cráneo tienen una mínima capacidad de movilidad. De la misma forma, el sacro se mueve con respecto a los huesos ilíacos. Por tanto, al estar relacionados el cráneo y el sacro, existe un ritmo cráneo-sacro que debe tener cierta armonía. Cuando hay alguna patología (traumatismos, alteraciones de la postura) este ritmo se altera provocando cefaleas, dolores lumbares, etc.
Las técnicas craneales son muy suaves, muy útiles en el trabajo con niños y en patologías de adultos de larga evolución, traumas antiguos y patologías que traen cambios asociados con el estado de ánimo.