Se nos ha estropeado la lavadora. ¿Qué hacemos? Lógicamente. llamamos al técnico, que está cualificado para este tipo de problemas. Veamos por cuanto nos sale la broma: 30 euros de desplazamiento, más la mano de obra (40 euros la hora), más el recambio de la pieza… Unos 90 euros.
Podríamos hacerlo llamando a algún chapucillas que nos cobraría menos de la mitad, pero por si acaso mejor al servicio técnico, y si es oficial, mejor que mejor, no sea que nos la estropee más de lo que estaba…
¿Nos parece caro? Por supuesto, pero lo pagamos sin rechistar, porque no podemos estar sin lavadora.
Una semana después tenemos que llevar el coche al taller: le toca la revisión de los 30.000 km. De los 150 euros no baja. Aunque el coche esté bien, siempre hay algo que mejorar. Aceite limpio, motor a punto, ruedas en orden… Y mejor arreglarlo a tiempo, no sea que por no cuidarlo nos provoque una avería muchísimo peor. ¿Y dónde lo llevamos? A nuestro taller de confianza, donde hay buenos profesionales que nos atienden y conocen a las mil maravillas.
A la semana siguiente nos duele el bolsillo y nos empieza a doler también la espalda. ¿Y si queremos que un fisioterapeuta acuda a nuestro domicilio a realizar una sesión? Unos 50 euros, con desplazamiento, mano de obra y materiales. ¿Y si voy a su consulta? Unos 30 – 35 euros. ¡Qué caro! Mejor llamo a un masajista (que NO puede ni debe tratar patologías) que me cobra 20 euritos. O más barato todavía: me pongo la manta eléctrica, me tomo unas pastillas y ya se me pasará, si no es en tres días, que sea en diez.
¿Qué es más caro? ¿Un técnico o un mecánico con un curso de formación profesional o un profesional sanitario con una carrera universitaria y en la mayoría de los casos un montón de postgrados? No trato de desmerecer la valía de los otros profesionales, no es mi intención, pero sí trato de hacer ver que el tiempo que dedica un fisioterapeuta bien formado no vale 30, 40 ni 50 euros. Vale mucho más, porque se trata de nosotros, de nuestra salud.
Somos capaces de gastarnos el dinero en máquinas que nos hacen la vida más fácil pero después no nos ocupamos de la máquina más importante que tenemos: nuestro cuerpo, sin la cual, el resto de máquinas y aparatos no nos sirven de nada. No valoramos lo suficiente nuestra salud.
No sólo nos parece cara la fisioterapia, sino que creemos que no es necesaria, que nosotros no lo necesitamos, que ya nos apañamos, pero el día que nos despertemos y nuestra “máquina” no funcione como debe… Habrá que llamar al técnico de urgencias, nos saldrá más caro y tardaremos más tiempo en volver a estar bien, todo por no haber hecho un buen mantenimiento con el profesional indicado.
Pero los fisioterapeutas seguimos siendo muy caros…
¡Tooootalmente de acuerdo! por eso en cuanto aparezca por Madrid me paso por Fisioterspia de Frutos, que ya es hora.
Estoy totalmente de acuerdo. Lo mismo pasa con los que nos relacionamos con la psicología. También hay muchas personas que optan por manta, pastillas y sino se me pasa en 10 días, pues en 20.
El error de concepto se produce desde el inicio. Sin lavadora no podemos estar, pero oye, la salud mental (y física) que se arregle sola.
Muy buena lectura. Gracias!