Estamos fabricados para caminar

El ser humano surgió hace ya varios miles de años, y desde entonces no hemos sufrido muchos cambios físicos evolutivos, aunque nuestra forma de vida sí ha cambiado radicalmente, sobre todo en los últimos 60 años.

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Los primeros pobladores de la Tierra eran nómadas, y por tanto, sus caderas y su columna se adaptaron para poder realizar caminatas de unos 15 km diarios. En la actualidad, hemos inventado coches que nos desplazan hacia nuestros lugares de trabajo, sillas que nos dejan durante toda la jornada delante de un ordenador o de pie con no muchos metros de maniobra, neveras donde podemos buscar la comida sin mucho esfuerzo (ahora incluso podemos hacer la compra por internet y que nos la traigan a casa) y sofás muy cómodos que no invitan a despegarnos de ellos mientras nos colocamos delante del televisor, de la pantalla del ordenador, del móvil o de todo a la vez. Sin embargo, nuestra estructura anatómica sigue siendo la misma que cuando buscábamos comida durante horas, allá por el Paleolítico. Por tanto, si no realizamos el ejercicio para el que estamos diseñados, ¿qué consecuencias puede tener en nuestro organismo? La respuesta es bastante evidente: disfunciones, dolor, enfermedades musculoesqueléticas, enfermedades metabólicas, cardíacas…

Pues la solución a muchos de estos problemas que surgen debido al sedentarismo impuesto en la sociedad actual es también bastante evidente: tan sencillo y barato como levantarnos del sofá, salir a la calle y CAMINAR.

Andar, caminar, pasear…, aporta multitud de beneficios en nuestro organismo: disminuye el riesgo cardiovascular, el estrés, la tensión arterial, el colesterol, los niveles de azúcar en sangre, la obesidad (todos tan de moda últimamente, ¿coincidencia?), y mejora la capacidad pulmonar, la flexibilidad, la coordinación, el estado de ánimo, el sistema inmune… ¡Cuántos beneficios en algo tan simple!

Claro, pensarás, todo esto es muy bonito pero no tengo tiempo… Y con la pastillita del colesterol y el ibuprofeno cuando me da el arrechucho no me hace falta nada más,,, ¿Seguro? Está claro que no podremos de la noche a la mañana caminar todos los días de 10 a 15 km (unas dos o tres horas) pero sí podemos dedicar media hora para empezar a habituarnos a algo que es inherente en nosotros y fundamental, así que… LEVÁNTATE Y ANDA. Tu cuerpo te lo agradecerá.

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